lunes, 7 de marzo de 2016

Tu guitarra.

Si así tocas la guitarra… como debes tratar a una mujer.
Me encantaba escuchar a tu rebelde guitarra cantar Gun's & Roses
O cuando aullaba blues.
Me encantaba la manera en la que hacías que cada nota te acariciara el rostro.
Recuerdo los besos de tus baladas, los puños levantados gritando revolución, tus saltos en pijama a lo Angus, tus palabras de amor que se convirtieron en acordes.
Adoraba cuando venías a mi casa, cuando te follabas la música, con tu guitarra.
Decías que era la única. Que jamás podrías amar algo sin cuerdas.
Yo apretaba los libros sobre mi pecho y te decía que yo jamás podría amar algo que no tuviera historias que contar.
La verdad es que eso era lo único que te fallaba, no tenías historias que contar con tu música.
Sólo te la follabas con tu guitarra y no la volvías a llamar.
Dios, como me gustaría ser tu guitarra…
Pero que en vez de follarme, me hicieras el amor y me llamaras al día siguiente, y todos los días.
Porque no, no tengo cuerdas, ni sé cantar, ni aullar, ni sé saltar como Angus.
¿Y qué? Tú no haces magia, ni tienes tu espada, ni vuelas, ni me haces vivir una historia apasionada de amor.
¿Y qué? Me gustas igual.
Pero sigo queriendo ser tu asquerosa guitarra.
Con la que te follas la música.


miércoles, 7 de enero de 2015

'Mi cometa amarilla.'


Estoy en un momento de mi vida en el que no entiendo nada. No sé a donde ir...
A veces me da por seguir las nubes que pasean por el cielo y recorrer con mi cometa amarilla medio mundo, otras veces, simplemente quiero ser oscuridad, eterna, simple y triste oscuridad

¿Qué tal ser tempestad? Derrochar en toda una tormenta lo que mi interior guarda bajo llave y poder así sentirme libre.

A veces quiero ser una gota de agua que hace una carrera en el cristal del coche con el resto de gotas, tras la lluvia... Y alguna vez ganar.

Me gustaría dar una patada a la piedra con la que siempre tropiezo, pero en su lugar la guardo en el bolsillo derecho de mi chaqueta favorita.
He caído tantas veces que ya sé como caer sin apenas sentir dolor... O eso creo. No puedo evitar soltar alguna que otra lágrima, pues aunque yo no sienta el dolor, no significa que no me haga heridas.

No sólo soy soledad y tristeza, también soy alegría, sonrisa y amabilidad.

Yo sólo quiero bailar al compás del titilar de las estrellas,  junto a ellas. Y volar, volar a su lado hasta llegar a la luna  y crearme un vestido con el reflejo del sol, o una camiseta con unos vaqueros.

Y al llegar al extremo más alto de la media luna, tirarme al vacío, y que el agua marina me acoja en sus brazos, acunándome, meciéndome.

Me pondré mi gorro más calentito, con los guantes y empezaré mi viaje. Echaré a volar mi cometa amarilla... ¿Te vienes?











               ◇C.W.C

martes, 6 de enero de 2015

'¿Trato?'


¿Hacemos un trato?

Tú solo tienes que ser tú, con tu perfecta sonrisa, con tus preciosos ojos almendrados color coca-cola, con tus labios rojos al natural y tu original forma de ser. Simplemente eso y yo, a cambio, juro ser yo, pero que quede claro que yo no soy tan perfecta como lo eres tú, no soy ni la mitad de una tercera parte de lo que eres tú. Simplemente soy yo. Imperfecta hasta no poder más y hasta no poder ser más imperfecta.

Otra cosa que quiero que sepas es que mis noches ya no son noches, ni mis días son días. Sólo es luz y oscuridad, oscuridad y luz. Encima me las paso llorando, las horas digo. Esas horas que a tu lado se hacían segundos, ahora se me hacen años, con las mejillas humedas y sonrosadas, con los ojos cansados y hundidos, más delgada, más tocada, más hundida, más yo.

¡Que te necesito joder!  ¡Aquí, ahora!  ¡A mi lado!  ¡Abrazándome! ¡No hiriéndome!

Únicamente te pido compasión ¿No te basta con haberme machacado mi ya marchito corazón?

Y bien...



¿Trato?










      ◇C.W.C

"Maquillemos las cicatrices con sonrisas"

La vida es como un viaje en tren ¿Sabes? Todos los días suben y bajan personas de nuestro tren y nosotros ni siquiera lo percibimos. Existen esas personas que duran mucho tiempo subidas a nuestro tren, y nos acostumbramos a ellas, y también existen, en cambio, personas que se bajan el la primera parada. 

Pero, siempre que se baja alguien, tiene que entrar alguien nuevo ¿No crees?

De mi vida, o más bien, de mi tren, se han bajado muchas personas a las que, por suerte o por desgracia, me había habituado a su estancia en él. Y todas esas despedidas que he tenido que soportar, han cortado mi piel, creándome cicatrices que nunca desaparecerán. Pero he de añadir, que otras nuevas han aparecido, y han cubierto esas cicatrices tan feas que me solían caracterizar. Han maquillado mis cicatrices con sonrisas, me han echo abrir los ojos y ver que la vida sigue, que el tren todavía no se ha parado. 

Por eso, acabas descubriendo que a pesar de tener mil motivos para derrumbarte y no tener las fuerzas para volver a ponerte en pie, siempre existirán mil y un motivos que nos tiendan una mano, y nos ayuden a levantarnos.

En nuestro viaje nunca nos encontramos solos, por eso, siempre me gusta rodearme de gente que sé que llegado el momento, me salvará del pozo en el que me he caído, al igual que yo haría con ellos.

Y agradezco a esas personas que siguen en mi tren, y les deseo suerte en su viaje a las personas que ya no siguen a mi lado.





Este texto va dedicado a todas y cada una de esas personas que están en mi tren, sean simples lectores, a los cuales agradezco con todo corazón que hayan querido subirse a mi tren. Sean amigos que no siempre son protagonistas en mi vida. O sean aquellas personas, las cuales sé que cuento con los dedos de una mano, que siempre estarán en mi tren, haya curvas o baches.

Estoy realmente agradecida de teneros.

Os deseo un buen viaje a todos, 
                                    -Katherine.